La década de los 30 del siglo XX supuso el inicio de la “época dorada” de la animación. En los años anteriores, múltiples estudios y productoras habían empezado a despuntar con cortos llenos de encanto que a día de hoy siguen despertando nuestra admiración. Pero en 1928 se estrena un corto con una historia y (sobre todo) un personaje destinados a hacer historia: se estrena Steamboat Willie, el primer éxito del famosísimo Mickey Mouse. Se estaba poniendo “la primera piedra” de la que sería la productora más potente de la historia de la animación del siglo XX, y una de las más poderosas de la actualidad. Te contamos cómo empezó todo.
Un proyecto innovador que empezó en una cochera
Lo de comenzar en un garaje no es patrimonio exclusivo de Apple (algo que, por cierto, fue ya desmentido por Steve Wozniak en el año 2015). En 1923, Walt y Roy O. Disney comienzan a trabajar en sus primeros cortos en una cochera que pertenecía a su tío, Rodney Disney, situada en el barrio Los Feliz de Los Ángeles. Curiosamente, sus primeros trabajos ya destilaban encanto y modernidad: hablamos de los cortos Alice Comedies, que mezclaban imagen real con animación. Los tiempos de “garaje” terminaron pronto; los hermanos se mudaron varias veces por la zona, hasta que en 1926 la empresa se estableció de forma definitiva como Walt Disney Studios. A modo de curiosidad, a pesar de ser el mayor, Roy nunca quiso poner su nombre a la marca ni llevarse ningún tipo de protagonismo. Aun así, siempre formó parte del proyecto hasta su muerte en 1971.
Durante los años 20, los estudios crean varios cortos en blanco y negro: la serie antes citada y Oswald the lucky rabbit, ambos distribuidos por Margaret J. Winkler (Una de las figuras claves en la historia de la animación muda, teniendo un rol crucial en las historias de Max y Dave Fleischer, Pat Sullivan, Otto Messmer y Walt Disney). Cuando el negocio es asumido por el marido de Margaret, Charles Mintz, comienzan los problemas. Walt Disney decide trabajar en secreto con Ub Iwerks, su animador principal, a espaldas de Mintz: es entonces cuando nace Mickey Mouse, el personaje que protagonizaría los cortos Plane Crazy, The Gallopin’ Gaucho y, sobre todo Steamboat Willie (1928). Este último tiene el honor de ser el primer cortometraje de los estudios con sonido sincronizado, y alcanzó una enorme popularidad.
Blancanieves y los siete enanitos: un hito en la historia de la animación
Los años 30 suponen una década fundamental en la historia de la animación, y muy especialmente para los hermanos Disney. A principios de la década, el gran dibujante Ub Iwerks decide emprender carrera en solitario y los estudios continúan con distintas distribuidoras. El convenio que firman con Techicolor les permite crear Flowers and Trees, un cortometraje que obtuvo el Óscar a Mejor Corto de Animación en 1932. Walt Disney vuelve a demostrar su capacidad visionaria al crear un departamento de guionistas, dedicados a construir historias coherentes con personajes humanizados. El resultado, Three Little Pigs (Los tres cerditos), es un éxito arrollador que le permite perseguir su sueño: realizar y estrenar comercialmente un largometraje animado.
Durante unos años, Disney y su equipo ensayan distintas técnicas y posibilidades, algo que queda patente en el corto de animación The Old Mill (1937), considerado uno de los mejores de todos los tiempos. El uso de la cámara multiplano les permite dividir la escena en distintos planos y permitir el movimiento entre ellos, generando una magnífica sensación de profundidad. En 1938 se estrena Snowhite and the Seven Dwarfs (Blancanieves y los Siete Enanitos) con un enorme éxito de público y crítica: la cinta se convierte en poco tiempo en la película más taquillera jamás estrenada hasta entonces. Walt Disney había logrado su sueño.
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