El volumen en los dibujos es uno de los aspectos más complicados de lograr. Y no es de extrañar: en realidad, lo que hacemos cuando dibujamos una figura con volumen es intentar representar tres dimensiones (alto, ancho y fondo) en solo dos (alto y ancho). Para conseguir que nuestros dibujos cobren vida y forma, y parezca que “salen” del papel, existen técnicas comprobadas que los artistas llevan desarrollando desde hace siglos. Técnicas que podrás emplear en tus propias obras, sorprendiéndote de los efectos que puedes llegar a conseguir. ¿Las quieres conocer? ¡Vamos con ellas!
Cómo dar volumen a los dibujos con formas geométricas
Esta técnica no es nueva, en absoluto. Grandes artistas como el maestro japonés Hokusai la emplearon en sus obras, así como para enseñar a dibujar a otras personas. Para llevarla a cabo debes hacer un ejercicio de imaginación: la idea consiste en “desestructurar” las imágenes y convertirlas en conjuntos de formas geométricas independientes. Por ejemplo: si vas a dibujar a una persona, imagínate que sus brazos son dos cilindros, sus piernas otros dos, su pelvis dos círculos unidos, y su cabeza, un óvalo.
Sin embargo, lo mejor es empezar a partir de imágenes más sencillas. Puedes elegir, por ejemplo, un jarrón o cualquier objeto que tengas cerca. Pero en lugar de empezar a trazar la línea de contorno desde el principio, párate un momento y divide mentalmente la imagen en formas geométricas. La base del jarrón, ¿parece una esfera? y el cuello, ¿se asemeja a un cilindro o un cono invertido? Dibuja estas formas sobre el papel, con un lápiz o carboncillo fácil de borrar. Posteriormente, podrás unirlas mediante la línea de contorno; descubrirás que es mucho más sencillo mantener las proporciones y visualizar el volumen.
A partir de este ejercicio, puedes repetirlo con imágenes cada vez más complicadas. No tienen por qué ser siempre objetos del natural; también puedes utilizar fotografías de Internet. Intenta dibujar animales voluminosos y con formas marcadas (caballos, rinocerontes, elefantes), ciudades con edificios de distintas formas (cilindros, conos…), árboles o personas en distintas posiciones. Puedes practicar incluso con caras y retratos, “deconstruyendo” los rostros en distintas formas. A medida que entrenes esta práctica, tu ojo se acostumbrará a ver la estructura interna de cada imagen y ya no será necesario que dibujes previamente las formas.
El sombreado, una herramienta esencial para dar volumen a los dibujos
Cuando dibujamos empleando la técnica del claroscuro, debemos ser conscientes de cómo incide la luz sobre el objeto a dibujar. Dependiendo de dónde proceda la luz, el objeto proyectará sobre sí mismo una sombra más o menos grande que se situará justo en la cara trasera con respecto al foco. Es lo que se conoce como core shadow (“sombra de núcleo”, un término casi intraducible que a veces se designa como “sombra propia”).
El siguiente paso es utilizar el claroscuro para dar sensación de volumen a las imágenes. Para dominar esta técnica, olvídate del color: es fundamental trabajar con blanco, negro y la gama de los grises. Es lo que se conoce como “claroscuro”. Y para empezar, volvemos a lo que señalábamos anteriormente como base fundamental: la geometría. Empezar a practicar el claroscuro sobre formas geométricas te ayudará a aprender cómo incide la luz sobre los volúmenes y qué tipo de sombras genera. A través de estos conceptos, podrás aportar volumen a tus dibujos mediante un uso inteligente de la iluminación.
Así, la parte más iluminada del objeto será de color blanco. A medida que vaya ocultándose la luz, se irán creando tonos de gris (medios tonos) hasta llegar a la core shadow. Después, la sombra irá oscureciéndose poco a poco hasta alcanzar lo que se conoce como oclusion shadow, o sombra de oclusión: es el punto más oscuro, donde el objeto hace tope con el suelo o la base. Por último, la sombra que el objeto proyecta sobre la base es la sombra arrojada o proyectada (cast shadow), que será más o menos alargada cuando más alto o más bajo esté el foco de luz.
Para practicar esta técnica, hazte con una lámpara o un foco que puedas dirigir hacia los objetos. Busca formas sencillas: manzanas, botellas, cubos…, y colócalas sobre una superficie lisa y neutra, en la que puedas ver bien el reflejo de la luz (puedes usar una cartulina o un papel blanco rígido). Enfoca la luz hacia el objeto y practica dibujando la sombra con carboncillo, creando matices de gris. Cambia la luz de posición para ver cómo incide en el objeto y cómo se van modificando los distintos tipos de sombra: core shadow, sombra de oclusión y sombra proyectada.
Aprende cómo dar volumen a tus dibujos de la mano de los mejores
Con estos consejos, ya tienes algunas herramientas para empezar a dar volumen a tus dibujos. Pero esto es solo el principio; como imaginarás, te queda muchísimo por aprender. Es verdad que con talento, habilidad y práctica se obtienen grandes resultados; pero si aprendes con buenos profesionales, alcanzarás tus metas mucho antes y con la seguridad de saber que lo estás haciendo bien desde el principio.
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