Historia de la animación española: desde los 80 hasta nuestros días

La historia de la animación española es una aventura plagada de esfuerzo, amor por el arte, innovación y proyección de futuro. Basándonos en lo que nos cuenta Emilio Luján, fundador de ESDIP, hoy haremos un repaso por la trayectoria de esta disciplina artística en nuestro país, descubriendo al tiempo la enorme importancia de nuestra Escuela […]

Animación
12 diciembre, 2019
La historia de la animación en España

La historia de la animación española es una aventura plagada de esfuerzo, amor por el arte, innovación y proyección de futuro. Basándonos en lo que nos cuenta Emilio Luján, fundador de ESDIP, hoy haremos un repaso por la trayectoria de esta disciplina artística en nuestro país, descubriendo al tiempo la enorme importancia de nuestra Escuela en el desarrollo de la animación en España.

En general, podemos considerar que la historia de la animación como tal tiene sus inicios en Europa a mediados del siglo XIX. Sin embargo,  los primeros cortos de animación se producen a principios del siglo XX: son los famosísimos Fantasmagore (1908) o Little Nemo in Slumberland (1911). Sin embargo, el boom de la animación a nivel mundial no llegó hasta la aparición del largometraje Snow White (Blancanieves) en 1937, la obra de Walt Disney que desencadenó la pasión por lo que durante años se han conocido como “dibujos animados”.

Historia de la animación en España: los inicios

En España, los primeros intentos por crear una industria seria de cine de animación se pueden establecer en los inicios de los  años 80. Concretamente, 1981 estaba finalizando el proyecto más ambicioso creado hasta la fecha en nuestro país: la emblemática serie animada Don Quijote de la Mancha, creada por Cruz Delgado y José Romagosa. Al mismo tiempo, no hacía muchos años, la todopoderosa productora norteamericana Hanna-Barbera había decidido externalizar parte de sus producciones a Madrid. Un auténtico lujo para la ciudad atribuible al animador Carlos Alfonso, que ya había trabajado para los americanos con anterioridad.

Así, es a partir de la década de los 80 cuando la historia de la animación española empieza a tomar forma. Durante esos años, las productoras de Disney y Hanna-Barbera muestran una acusada tendencia a externalizar sus trabajos, en busca de buenos profesionales que los realicen en otros países (y a mejores precios). El problema que surgió entonces en España fue la falta de mano de obra; es decir, la ausencia de profesionales de la animación con una formación acorde a lo que las grandes productoras necesitaban.

En aquel momento surgió la evidente necesidad de contar con centros de formación especializados. Un momento crucial para la historia de nuestra escuela, ESDIP, cuyos orígenes se encuentran en la fundación de la Escuela Taller Fastasma. Un proyecto iniciado por Emilio Luján, Emilio de la Rosa y Ángeles Canalejo,  cuya primera sede se creó en 1983 en el madrileño barrio de Chueca.

De los años 90 al segundo milenio

Durante las siguientes décadas la historia de la animación en España está íntimamente ligada a la historia de ESDIP, la primera escuela de animación de nuestro país y muy probablemente de toda Europa. De las primeras clases con tan solo siete alumnos, pasando por la escuela de la calle Santa Engracia (ya con 22 estudiantes matriculados) y llegado a la actualidad, son muchísimos los profesionales de la animación que se han formado con nosotros. En los años 90 muchos de estos profesionales empezaron a trabajar en productoras internacionales, favoreciendo el despegue de la animación española, un sector en auge con un prestigio a nivel mundial.

En esta década, la producción de series para TV y largometrajes de animación crece de forma progresiva. Además de aumentar el número de producciones españolas, cada vez eran más las productoras internacionales que acudían a España en busca de profesionales, atraídos por la calidad del trabajo de nuestros animadores. En esta época surgen los estudios intermedios, que se encargaban de conectar a los clientes extranjeros con los proveedores españoles, contratando los proyectos de los primeros y distribuyéndolos entre los estudios de nuestro país. En Europa empiezan a multiplicarse las escuelas de animación, si bien todavía tendrían que pasar seis años más hasta la fundación de la segunda escuela de animación española.

Hasta el futuro… y más allá

La historia de la animación en España a través del testimonio de Emilio Luján, fundador de ESDIPDentro de la historia de la animación, uno de los personajes más famosos de todos los tiempos tiene una frase que se ha hecho un hueco en la cultura popular: “hasta el infinito… y más allá”, el lema de Buzz Ligthyear (protagonista de una de las sagas de animación más icónicas de todos los tiempos, Toy Story). La frase nos viene genial para ilustrar lo que esperamos para la animación española en los próximos años. Un futuro brillante para un sector en auge que cada vez mueve más volumen de negocio: más de 510 millones de euros en 2018, de los cuales un 62% (unos 317 millones) se facturan en el extranjero.

Estos datos nos dejan claro que la historia de la animación en España no ha hecho más que empezar. Y que cada vez va más deprisa y genera mayor interés. Sin ir más lejos, la plataforma Netflix acaba de estrenar Klaus, su gran apuesta por las series de animación… Creada por Sergio Pablos, “padre” de Gru, mi villano favorito y en la que han participado varios alumnos de la escuela de arte ESDIP. 

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